Es una técnica de masoterapia, englobada en el campo de la Fisioterapia y en las técnicas de masaje terapeútico. Consiste en una serie protocolizada de maniobras manuales suaves, que fundamentadas en un estudio profundo de la anatomía y la fisiología del sistema linfático, se realizan con el objetivo de drenar o desplazar la linfa o el exceso de líquido que se encuentran estancados hacia territorios linfáticos sanos para su evacuación hacia el torrente venoso.
La clave del éxito del drenaje linfático manual se halla en la capacidad que tiene esta técnica para arrastrar mediante sus maniobras las proteínas existentes en los edemas linfáticos, que no se pueden drenar mediante medios puramente instrumentales, como por ejemplo, mediante la presoterapia que sólo drena líquido intersticial.
Además las principales aplicaciones del drenaje linfático sea en la retención de líquidos, aunque en la medicina estética también se utiliza en el tratamiento de la celulitis, los problemas de circulación, las piernas cansadas, los procesos de cicatrización, el acné, los edemas, etc.
Los beneficios del drenaje linfático en todos estos campos se debe a que:
- Ayuda a reabsorber los líquidos.
- Tiene una acción sedante sobre el dolor.
- Reduce la inflamación.
- Contribuye a mejorar las defensas del organismo.
- Produce un efecto de relajación, por lo que se recomienda para situaciones de estrés.
El drenaje linfático es un buen tratamiento para la piel. Ya que favorece la circulación de la sangre ayudando a que no se formen bolsas y arrugas. Otra de las aplicaciones más importantes del drenaje linfático se centra en los procesos postoperatorios de intervenciones de cirugía estética. Ya que contribuye a acelerar la curación de los tejidos. Además evita que se produzcan edemas, reduce la inflamación y el dolor y aumenta la calidad de la cicatriz.